Compartir

Hay cosas que cuesta de reconocer, pero que nos ocurren a todos: ¿cantas en la ducha? Yo, personalmente, sí y se ve que muchísima más gente también lo hace. Si sueles hacerlo, sigue leyendo: esta costumbre tiene una explicación científica y unos beneficios que te gustará conocer.

No importa si eres el ruiseñor de tu casa o si siempre te mandan callar, en algún momento u otro de tu vida habrás entonado alguna cancioncilla mientras te duchabas.

Incluso los famosos, por ejemplo, el actor Jack Black, hacen sus pinitos bajo el agua cantando, en su caso, Led Zeppelin (según la revista People).

La explicación científica

Es indudable que cuando estamos duchándonos perdemos la vergüenza y nos arrancamos a cantar nuestros temas favoritos sin pudor. ¿Por qué será?

Algunos científicos lo han investigado. Reflexionemos alrededor del tema.

1. Bajo la ducha felices y solos

Si tienes la suerte de contar con agua caliente, ducharse es un placer. Entramos en la ducha y, para que negarlo, estamos contentos.

Agradable olor a jabón, buena temperatura y lo más importante: estamos solos. El estrés desaparece y de pronto, ¡bum! Tu cerebro empieza a generar dopamina. ¿Cómo nos afecta? Aumentando nuestra creatividad.

2. Cantando respiras muuuucho mejor

Estamos tan relajados que empezamos a cantar y ¿qué ocurre entonces? Que nos sentimos, si cabe, aún mejor. ¿Por qué? Al cantar respiramos más profundamente y nuestra sangre se oxigena mejor y por lo tanto nuestra circulación mejora, haciendo que estemos en una condición física y un humor óptimos.

Es más, al inspirar un poco más adentro, la relajación es mayor y podemos concentrarnos más, como cuando meditamos.

3. Ese eco que nos hace ser estrellas

¿Alguna vez has sonado mejor que en el baño? La acústica es genial. Ya que hace una especie de eco que se desvanece rápidamente, pero que da una calidad bestial a tu voz. Un efecto reverberante digno de las mejores maquetas. ¿Qué provoca en nosotros? Mayor autoestima y confianza en nosotros mismos: “¡Hay que ver lo bien que sueno!”.

Así que, la explicación científica, vendría a ser que no cantamos únicamente porque tengamos alguna canción en la cabeza, sino porque, objetivamente, nos hace sentir mejor, más felices. Así que no te avergüences, rienda suelta a tu voz y márcate un buen solo bajo la ducha.